jueves, 4 de marzo de 2010

Santana Cara de Gato

Santana Cara de Gato


Esta es la historia real de un personaje pintoresco de un barrio dominicano en Santo Domingo, la historia la rescaté de un librito de "PERSONAJES POPULARES DOMINICANOS" y fué escrita por el señor David Martí.

Esta obra fué la ganadora de un concurso Editora Taller convocado a través del programa televisivo "Hoy Mismo" del canal 9 de TV, bajo la dirección de Mirna Pichardo en el año 1986.


Aquí vamos:

Su principal nombre fué su apodo, Santana cara de gato, pero tuvo otros muchos: Santana roba calderos, Santana sargento Uribe, Santana mata marinos, Santana roba caja de dientes.

Lo de cara de gato le vino a Santana por que tenía un gato al que llamaba pájaro loco. Y un día, teniéndolo cerca de su cara, un muchacho le dijo:
Santana, tu tienes la misma cara del gato.
Y empezaron a vocearle, ése y otros muchachos:
¡Cara de gato!, ¡cara de gato!
Como si fuera en el tiempo de carnaval.
Y decían, ¡a que no le dicen cara de gato!, saltaba uno, y el otro hacía el coro.
¡Cara de gato!, ¡cara de gato!
Hasta que vinieron muchos muchachitos a vocear.
Santana, ¡cara de gato! ¡A que no le dicen cara de gato!
Y un día se le murió el gato.
"y ¿dizque se murió el gato de Santana?"
Y de ahí en adelante se le quedó el apodo de Santana cara de gato.

El otro apodo fué en plena guerra de 1965, en la conocida como Revolución de abril. Estaba un grupo de jóvenes revolucionarios reunidos en la casa de Santana y se antojaron de hacer un sancocho, pero no tenían caldero; sin embargo, en la calle Juan Isidro Pérez una señora había salido desde los primeros días de la contienda y dejó abandonada su casa, en plena guerra, y cuya pared daba a al casa de Santana:
- "¿Que no hay caldero? ¡Tú vas a ver!"
Y brincó la pared para buscar el caldero de la señora y desde entonces le decían Cara de gato, te robaste un caldero, y se lo llevaron preso para el comando o cuartel que estaba frente al parque de San Miguel y lo trancaron por dos días. Uno de los muchachos peguntó:
- "¿Y Santana cara de gato?" y le dijeron que estaba preso por robar un caldero, y fué a llevarle comida, pero le puso otro nombre: Santana cara de gato, y también roba calderos.
El siguiente apodo fue Sargento de San Miguel, por haberle salvado la vida a casi todos los muchachos de la barriada.

Ese día, sábado en la madrugada, estaba Santana durmiendo con dos amigos en su casa, en Jobo Bonito, detrás de la iglesia de San Miguel, y hacía un tremendo calor. Santana se despertó y dijo a Juan y Rafael El Pirata:
-"Vámonos para el comando, que yo tengo mucho calor".
Ellos no dijeron nada y se fueron, pero cuando iban saliendo, en la entrada que comunicaba El Jobo con la calle Juan Isidro Pérez, en la misma cama de Santana cayeron dos morteros que fueron tirados por los yankis, con lo que se confirmó que los americanos tenían denuncias de que los revolucionarios se reunían y que los tenían bien ubicados.

Esa misma noche, en la madrugada le dice Santana a los muchachos:
-"Vámonos a mudar de aquí, por que así como está mi casa así está también el Comando ubicado en San Miguel", y los muchachos, conocedores de lo que había pasado en la casa de Santana cara de gato, le hicieron caso y le preguntaron:
-"¿Donde estaría mejor?"
Santana señaló al otro lado del parque, donde estaba la emisora Radio Pueblo, debajo de la mata grande del parque, y se fueron para allá, y a la media hora, como a las 5:15 de la mañana, cinco morteros cayeron en el Comando y a partir de ahí se le apodó Sargento Uribe.

Con lo que se confirmó el rango nacido de una borrachera en medio de la cual se le pidió la contraseña, que era San Miguel, y Santana respondió al "¿Quien vive?" del centinela con Sargento Uribe, lo primero que se le ocurrió, salvándose de cosas mayores porque le reconocieron la voz y el tono de borracho.

Otro apodo fue ya uno mas apretado y se ponía muy serio cuando le decían Santana mata marinos.

En plena revolución,le habían encargado de llevar cuatro marinos presos desde San Miguel hasta la calle Palo Hincado, en el teatro Olimpia, donde eran llevado los presos militares, uno de ellos quiso correr y el disparó y lo mató. A partir de entonces Santana fue además Santana mata marinos.

Un nuevo apodo fue Santana roba caja de dientes. Este le vino de la broma que hizo en el mercado Modelo a un amigo, un viejo cibaeño, que estaba comiendo con él pero por que los dientes postizos le molestaban se quitó la caja de dientes y Santana se la llevó con todo y el vaso de agua. El viejo cibaeño llegó a San Miguel con la boca fundida para adentro preguntando:
-"¿Donde está Santana cara de gato?"
-"¿Para que lo busca?", preguntó a su vez un muchacho del parque.
-"Yo lo busco poique ese maidito me cogió la caga de dientes".
De ahí en adelante le pusieron Santana roba caja de dientes.

Con estos apodos que se le pusieron, todos los días había motivo para relajar a Santana y le voceaban Santana, cara de gato, Santana, roba caldero, Santana, mata marino, Santana, roba caja de dientes.

En plena guerra, el padre Marrero repartía harina, arroz, aceite, etc; la fila que había que hacer era bastante grande y casi había que darle la vuelta a la manzana.

Una señora de algunos 65 años, o menos, dijo en alta voz:
-"Tengo cinco pesos para el que me consiga un sitio cerca de la puerta".
Santana cara de gato, que está allí, oye eso, y dijo:
-"¿Cuántos dijo usted?"
-Cinco pesos -repitió la señora.
Santana la llamó para un lado y le dijo:
-"Póngase cerca de la puerta y por más cosas que usted oiga no se quite, y déme acá los cinco pesos".

Ella se los dió y el se fué. En un minuto buscó una ametralladora y la sobó, bajó por la calle José Reyes tirando tiros para arriba y diciendo ¡"corran, corran, bazucas, cañones, vienen los americanos!" Y en menos de un minuto la gente empezó a correr, desbaratando la fila. Uno por allá y otro por acá, todos corrían desesperados, menos la vieja quien consiguió lo suyo primero que todo el mundo.

Pasó la guerra y el gran Santana cara de gato siguió siendo popular en el barrio, se la buscaba en su oficio de carpintero, arreglando puertas o lustrando mecedoras, los días 27 de febrero se vestía de mujer y todo el barrio gozaba con sus tremendas canillas y sus mulitos tan flaquitos. Bebía ron y para él no había marca, cualquier tipo de ron; comía toda clase de comida, hasta comida de dos o tres días de cocinada.

Un armarito de madera, según él, era su nevera, las cucarachas pasaban cerca, los ratones compartían su pobreza y así se comía él todo su arroz, como si nada.

En 1973-74 estaban de moda las películas de karate y les decía a los muchachos del barrio, "quiero que vengan cinco para mí solo", y se les cuadraba al estilo de Bruce Lee, tiró una patada, resbaló, se cayó y hubo que enyesarle un brazo. Reunidos todos los muchachos en la casa de Santana cara de gato, enyesado y el la cama, entró el papá, que también fué muy popular en el barrio, y quien no se quedaba atrás en eso de aguantar apodos, al que le decían nada menos que Chiquitico el borrachón, puso un huevo en un cañón. Entró Chiquitico a la casa y le dijo a Santana:
- "Sigue privando de karateca".
A lo cual Santana respondió:
- "Y sigue tú como drácula de chupa sangre".
A partir de ahí, al papá le llamaban "Chiquitico el borrachón puso un huevo en un cañón, alias el drácula chupa sangre".

Tenía un gran talento para picotear, por que a todo el que picoteabale ponía un título. Si quería picotear a uno que trabajaba en una tienda como vendedor de zapatos, le decía doctor; si trabajaba en una barra, le decía licenciado; en fin, se la buscaba.

Llegó el año de 1975, año en que iban a tumbar El Jobo Bonito, arrabal donde vivía el gran Santana cara de gato.

Le dieron casi 900 pesos por su rancho. La gente le decía Santana, compra tu casa, pero él empezó a beber y a brincar hasta que se le fueron los 900 pesos, y se fué a vivir en las habitaciones baratas por detrás del Mercado Modelo, cuartitos de tres o cuatro pesos diarios, sin mujeres, pero la suerte lo acompañó de nuevo, cuando jugó tres pedacitos de billetes del número 17438 y salió con el tercer premio de la lotería.

Se casó entonces con una mujer que le decían la china, le compró muchas cosas y le alquiló una pieza, pero muy poco le duró la suerte porque la tal China le dio el palo de la gata al gato; con un zapatazo que le dio le dejó en el suelo casi como muerto, le cogió todo y se lo llevó. Y volvió Santana a la miseria...

Pasó el tiempo y la suerte volovió donde Santana, esta vez con un centésimo del segundo premio, pero lo malgastó de nuevo y volvió a hacerle compañía a la miseria , de tal manera que ni los amigos, a los cuales él les brindaba antes lo buscaban.

Yo me mudé para Los Mina como muchos de los desalojados de El Jobo, pero siempre bajaba a mi viejo San Miguel. Santana siempre me decía "David, ya es hora de que te vayas para Los Mina" y me preguntaba si tenía para el pasaje y yo le decía que no. Entonces Cara de gato me decía:

-"No te apures David, Tu pasaje te lo consigo yo", y esperaba que pasara una de esas personas que él sabía picotear y le decía:
-"Mire doctor, mi sobrino no tiene pasaje para irse hacia Los Mina, déle aunque sea 10 centavos".

Y así me conseguía siempre mi pasaje para retornar a Los Mina.

Los días más grandes para él eran los días de Santa Ana, por que era la fecha de su santo. Siempre se prendía.

Siguó Santana siendo popular, querido y aceptado por todos hasta que en el año de 1980 comenzó a hacerle daño el ron, hubo que internarlo en el Padre Billini, y comprobó que estaba tuberculoso en etapa controlable y lo pusieron en tratamiento médico; le traían comida, le daban ropa, zapatos y él se mantenía arreglando puertas y sillas.

Pero un día le dió por volver a beber y se fué poniendo malo de nuevo, a tal punto que ya los moradores del barrio no querían estar al lado de él, ya le consideraban totalmente tuberculoso. Comenzaron los pies a ponérsele hinchados y en los dormitorios ni pagándoles querían tenerlo, porque no tenía quien lo ayudara, y despedía mal olor; su padre, o sea Chiquitico, ya había muerto y él estaba solo. Dormía en el parque tirado en los bancos, cogiendo agua, sol y sereno; el parque era su hogar pero ya todo el mundo le salía huyendo por el mal olor.

Llorando me decía:
"David -¿tú crees que Dio me perdone?
Y yo le contestaba como no, Santana, Dios te perdonará, o sea ya te perdonó" y me dijo:
-"David, vamos a cantar la canción, la que cantaba Joselito, su preferida, Una vez un ruiseñor".

Pero él nunca la cantó entera, porque no se la sabía, hasta el último día en que estuve con él, que sí la cantamos entera.

Entonces me dijo "ayúdame a cantar el himno de la revolución", y lo cantamos.

Después me dijo, "ve y busca a los muchachos y relájenme, como lo hacáin antes", y fui y busqué a más de 10 muchachos y empezamos a decirle Santana, cara de gato, Santana, roba caldero, Santana Sargento Uribe, Santana, roba caja de dientes, ¡Viva Santana cara de gato!, una y otra vez.

El sábado anterior a su muerte, día de carreras de caballos, corrió el ejemplar llamado Cara de gato y ganó; nosotros grabamos la carrera y se la pusimos a Santana al lado, y él se puso muy contento cuando Simón, el narrador de los caballos, decía:

"Todo listo fanáticos, a correr, fanáticos, se fue en la delantera Gabaón, en segundo lugar Bala Perdida pero en tercer lugar está bajando Cara de gato, ahí está fanáticos Cara de gato. Está peleando por el primer lugar; Cara de gato sacó la cabecita, vuelve Gabaón, ahí está Cara de gato, Gabaón, Cara de gato; fanáticos, gana Cara de gato, gana por un maullido, miauu; ganador Cara de gato. Y hablando de cara de gato, ¡un saludo allá en San Miguel a Santana cara de gato!"

El lunes siguiente en la mañana, el 28 de abril del año 1983, falleció. Todo el barrio fue a verlo; se llamó a los bomberos y lo bañaron con mucho desinfectante, fue bien vestido y se hizo una ceremonia. Fueron a verlo todas las personas de los barrios San Miguel, San Carlos, San Antón, Santa Bárbara y San Lázaro.

Lo habían sentado en una silla, amarrado y ahí fué nombrado Sargento Mayor, Comandante en jefe de San Miguel; se tocaron las campanas de la iglesia, lo cogieron entre dos y lo pasearon por todo el barrio, buscaron un perico ripiao, y bailaron con él e hicieron un sancocho; una empresa del barrio cooperó con botellas de ron, como él lo quería; luego, le buscaron un traje y se lo pusierion; una funeraria cooperó con una buena caja; le abrieron la boca y le echaron ron porque todas esas cosas a él le gustaban.

Lo velaron en el club San Lázaro y ahí se amaneció con él; uno de los muchachos dijo:
-"A lo mejor Santana está cansado de estar ahí acostado en esa caja", y lo amarraron en el medio de una columna del Club, uno se le paró al lado y le preguntó:
-"Santana cara de gato, ¿quieres un cigarrillo?"
Y el otro movió la cabeza diciendo que sí, le prendieron un cigarro y se lo pusieron en la boca.

Después lo volvieron a acostar en la caja otra vez. Los viejos del barrio hicieron durante esa noche todos los cuentos de Santana cara de gato; alguien le puso unos lentes y le preguntó una muchacha:
-"¿Para que le pones los lentes?
-Y él le dijo:
-"Eso es para que no le moleste la luz del bombillo".
Otro le dijo:
"Santana, ¡tu si duermes!"
Y así amaneció.

Cuando iba a ser llevado al cementerio de Los Mina, se pidió un permiso al cuerpo de bomberos y se obtuvieron tres redoblantes y un carro con sirena y le tocó una fanfarria militar. En el cementerio otro hombre popular del barrio tiró un discurso a nombre de Santana cara de gato.

Otro Bricola cabo E'diente, el cual merece también que su vida y hazañas sean contadas, pidió que destaparan la caja y cuando fue abierta sacó de su bolsillo la suma de 7 centavos y le dijo:

"Toma, Cara de gato, tu último picoteo".
Y echó los últimos 7 centavos en la caja.
Todos los días, siempre se vive hablando de su memoria, por que sus apodos eran de cariño, fue verdaderamente una persona humanitaria que le hacía un favor a cualquiera que se lo pedía y sin pedírselo, y que cumplía con su trabajo.




publicado por Jorge Terán Terán
perugoldman@gmail.com

http://santanacaradegato.blogspot.com/